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lunes, 3 de enero de 2011

Rafaga

Quise tu amor
y me diste la hoja seca
de un Otoño en perspectiva.
Quise tus manos
y me diste una vieja leyenda
de nomos y cuevas.
Quise tus labios
y me diste una lección gramatical...
Me dormí en la esperanza
con la mirada devota del creyente.

Jamás volveré a pintar de azul
la huella que deja lamar
en la arena...
Ahora en el café
pido cicuta con nostalgia.
Ya ves, tampoco me importaría
despertar cualquier noche tierna
en tu orilla y sentir
que aún vibran
algunas cuerdas de violin...

Ya ves, no tengo otro que hacer
que seguir soñando
gastandome exacta día a día
lejanamente unida
a tu punto de fuga...
Entretanto Kavafis me recuerda...
"este extraño destino
que de mi fragilidad hizo nacer un poeta".

Mis palabras no sirven
a pesar de tu lección gramatical,
ni el sonido de mi arpa
es verdadero...
Hoy contemplo el mar y siento
que solo el reverencia mi silencio
comoun dios misericordioso
dispuesto a comprender
y perdonar.

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